Han llegado a mis manos documentos públicos, y publicados también, del partido socialista en tiempos de la malograda II República. Estamos hablando del año 34. Si, si, con su revolución de octubre y todo eso (algo parecido a lo que en toda buena fabada se denomina el compango). Es verdad que el ambiente en aquella época estaba para pocas bromas y que ya se barruntaba el conflicto civil de las dos Españas, o para ser más exacto de la España y de la antiEspaña (si creen que exagero, vean las fotos de la época con vivas a Rusia y mueras a España y después hablamos).
¡Está Ud. Loco D. Thyratrón!, me dirá el que haya leído hasta aquí. ¿Cómo puede afirmar que el PSOE no era un partido democrático que pensaba en cambiar la sociedad de acuerdo a su ideal socialista, usando los métodos de la convicción y la legítima persuasión democrática de los ciudadanos?
Pues no, no estoy loco y si, si que era un partido de corte fascistizante, que pretendía llegar al poder por los métodos que fueran, incluidos los violentos. O por mejor decir, utilizando con preferencia los métodos violentos. Mire, mire lo que decía uno de sus líderes de entonces.
“Hace tiempo que en nuestra estimativa no cuenta el actual Parlamento. En cambio cuenta, y de manera definitiva la calle …” (Cita en “el Socialista” del jueves 8 de Febrero de 1934 de las palabras de líder socialista “moderado” Indalecio Prieto). La cosa se entiende si se recuerda que en aquel momento gobernaba la coalición de derechas y que los socialistas estaban en minoría en el Parlamento. O sea, que si no tienes mayoría, el Parlamento no sirve para nada y lo que hay que hacer es ganar la calle… a tiros, que era como recomendaba el partido a sus juventudes:
“ … La única idea que hoy debe tener grabada el joven socialista en su cerebro es que el socialismo SOLAMENTE PUEDE IMPONERSE POR LA VIOLENCIA, y que aquel compañero que propugne lo contrario, que tenga TODAVÍA SUEÑOS DEMOCRÁTICOS, sea alto o bajo, no pasa de ser un traidor, consciente o inconsciente” Esta perlita está sacada de un collarcito de un total de diez perlitas por el estilo, que componen el “Decálogo del Joven Socialista”. ¡Joder con los demócratas!
Tengo otra del mismo documento, el Camino del joven socialista, el libro de estilo para la mesilla de noche, el Decálogo, en suma. Dice así:
“Y sobre todo esto armarse. Como sea, donde sea y con los procedimientos que sean. Armarse. Consigna: Armate tu. Al concluir, arma si puedes al vecino, mientras haces todo lo posible por desarmar a un enemigo”. Me pregunto ¿con demócratas así, para que hacían falta fascistas?. Uff, tuvo que ser muy duro no ser socialista en la malograda (sobre todo por los hunos de Largo/Prieto) II República.
Otra perlita más del mencionado “Decálogo del Joven Socialista”. Tranquilos, que no estamos (todavía) en aquella época. Se recomienda al joven socialista que:
“… ha de acostumbrarse a pensar que en los momentos revolucionarios, la democracia interna es un estorbo. El jefe superior debe ser ciegamente obedecido, como así mismo el jefe de cada grupo”.
O sea, que ni democracia externa (tiros al adversario) ni interna (palos al disidente). No nos extraña que sus ídolos fueran dos de los más grandes genocidas intelectuales y materiales que ha conocido la triste historia de la humanidad: Lenin y Stalin. A lo que se ve, por la planificación socialista para la España republicana, nuestro destino no iba a ser muy diferente del seguido por los países en los que se implantó, con esos métodos tan “democráticos”, el socialismo real.
A la vista de lo que hoy sabemos, después del clamoroso fracaso del socialismo, que ha costado millones de asesinados, desplazados y torturados, así como medio siglo de retraso económico y moral en la Unión Soviética, China y países satélites, casi podemos consolarnos con que en nuestra Patria, el problema se zanjara con tres años de guerra fratricida y la sangre de unos centenares de miles de españoles. ¡NUNCA MÁS! Tengámoslo claro, en estos momentos difíciles para nuestra sociedad. Estamos al borde, por el empeño de unos desalmados, de repetir nuestra triste historia reciente. El socialismo es enemigo de la democracia y de la libertad. El socialismo es enemigo de España. ¡Socialismo, nunca más!